“PENITENCIARISMO, EJECUCION PENAL Y PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN MEXICO “

INTRODUCCIÓN Gabriel Tarde, reputado filósofo, en 1858 escribía: “el efecto más perjudicial del delito, en la edad media sobre todo, pero en general en todo el tiempo pasado, fue el de suscitar su contrario y antídoto: La pena”. Tal expresión, va adquiriendo vigencia a través del tiempo y además importancia en la actualidad, a la luz de los esfuerzos por humanizar la situación de aquéllos individuos que por múltiples y variadas circunstancias se les tiene que aplicar el expresado antídoto del delito a que se refiere el tratadista mencionado, esfuerzos que se traducen en intentos de creación de un verdadero derecho penitenciario. Es de sobra conocido que no solamente en la etapa media o en el pasado, en general, sino desafortunadamente aún en la actualidad, se identifica la pena con el castigo, entendido éste desde la aplicación de penas corporales como torturas, esclavitud, trabajos forzados etc. hasta el aislamiento mediante reclusión, sin asomo del cumplimiento cabal de que debe estar revestida, esto es de tratamiento y rehabilitación del delincuente. No es sino hasta hace poco tiempo que surgen serios y meditados tratados sobre la materia, que sientan las bases de esa importante rama del derecho: rehabilitación del sentenciado, individualización del tratamiento, trabajo productivo etc. y con ello la preocupación de estudiosos de la materia para aportar nuevas ideas encaminadas a una total reestructuración del sistema adecuados a la función resocializadora. La tendencia moderna es reducir el vasto elemento de penas, el objetivo es acudir a la pena de prisión, si se tiene una duración que permita realizar un tratamiento reeducativo con el delincuente y a penas pecuniarias cuando se trate de menor importancia. Sin embargo, subsisten aún penas que restringen la libertad de un sujeto, sin privarlo totalmente de ella o que lo privan de ciertos derechos y varias especies de penas. Asimismo no deben subsistir penas que tengan carácter infamante ni penas que alcancen con su efecto a personas ajenas al reo, tampoco se admite que después de cumplidas las condenas y de verificada una adaptación social del reo, se mantengan consecuencias o anotaciones que signifiquen una disminución o una traba civil o social para el que delinquió